domingo, 19 de septiembre de 2010

Los costos del Bicentenario

Existen los que me llaman antipatriota por criticar una y otra vez el despilfarro de recursos económicos en los festejos del Bicentenario, otros más me llaman apátrida y los menos anticalderonista.
Desde luego que no pretendo generar un falso debate en torno a ellos, pero sí voy a fijar mi postura en torno a esta fiesta, sus ventajas y desventajas.
El gasto en términos económicos supera los 230 millones de dólares, de los cuales 45 millones se gastaron en tan sólo ocho horas, entre el desfile y los festejos del zócalo.
La razón de peso por parte de los organizadores es la de tener festejos de altura mundial  en los aspectos cultural, artístico, cívico y patriota, ya que no siempre se cumplen doscientos años de Independencia y cien de la Revolución.
El responsable de los Festejos Alonso Lujambio quien entrara al relevo de Patricia Flores no ha podido justificar el desorden e impunidad  en torno a las obras programadas, me refiero a la “Estela de Luz” el monumento conmemorativo no estará listo sino hasta finales del 2011, y su presupuesto se ha duplicado.
El monumento, una torre de más 100 metros de altura se construye frente al bosque de Chapultepec, y el gobierno actual lo ofreció como el principal legado a las generaciones futuras.
La primera ocasión que justificó el retraso de la obra argumentó que se trataba por condiciones climáticas, hoy la justificación se da en torno a un estudio de riesgo sobre la construcción realizado en Canadá, en el que se descubre que la estructura tiene que ser más firme de lo calculado para poder soportar los flujos de vientos y la actividad sísmica, de ahí que justifiquen también el incremento en el costo hasta llegar a los cincuenta millones de dólares.
Y que se puede decir de la canción oficial “El futuro es centenario”, que más tardo en salir que en recibir un huracán grado cuatro de críticas, lo que la llevó a estar en el más bajo perfil durante la celebración.
De los cuarenta y cinco millones de Dólares gastados en ocho horas la mayor parte fueron a parar a los bolsillos de las televisoras y demás medios de comunicación, con el único objetivo de mostrarnos “como una Nación fuerte, unida y progresista”.
Pero nunca, ni de broma se llamó a la reflexión del País que realmente somos, ese que no respeta a las minorías por sus preferencias sexuales, donde el Estado laico es un mito, y lo mismo mueren niños por negligencia de autoridades sin que nadie les castigue.
¿Por qué no mostrar a los mexicanos lo que realmente somos,  y decidir  qué País queremos ser?
El espejo de la realidad se vio distorsionado por las luces y las voces que gritaban lo contrario, se silenciaron momentáneamente por la pirotecnia y el sonido estridente de los conciertos populares.
Pero ha pasado la euforia, hemos vuelto a la realidad lacerante, y  hoy más de uno nos volvemos a preguntar ¿qué hubiera pasado si ese dinero se hubiera utilizado para construir más de diez mil aulas para niños en las comunidades indígenas a lo largo y ancho del país?, ¿acaso no sería una mejor herencia a las generaciones futuras?, ¿o equipar los hospitales públicos?, sanear arroyos y ríos que una estela de luz y pólvora en infiernitos.
En el Centenario de la Independencia y a pesar de todas las críticas que puedan existir el Presidente Porfirio Díaz construyó Bellas Artes, correos, El Ángel de la Independencia y el Paseo de la reforma por mencionar algunas obras, y desde donde hoy los festejos del Bicentenario sólo son una muestra de corrupción y desprecio por las necesidades de los mexicanos.
Monumentos que no se sabe si son una copia de Fox mezclado con Pancho Villa, todo un monumento “ni-ni”, un gasto innecesario para retroceder al pasado donde se dieron cita personajes macabros de la talla de Carlos Salinas de Gortari, con un solo fin dar una imagen que no corresponde a un país cuya economía se encuentra en crisis.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Dopamina al Calderonismo

La detención de Édgar Valdez Villarreal alías la Barbie, sin duda alguna llegó en un momento inmejorable para el Calderonismo.

Con una imagen desgastada dentro y fuera del País por la ola ininterrumpida de la violencia a lo largo y ancho del territorio, pero sobre todo por la masacre de indocumentados, Calderón vuelve a surgir de sus cenizas como si se tratara de un enfermo cuyos signos vitales van en descenso, y le administraran una dosis de dopamina.

Suficiente para volver a la escena mediática y ganar días, todo previo al informe, esperando que el manto del nacionalismo mal entendido cubra a los Mexicanos.

Días en que las luces, el despilfarro económico, el bombardeo mediático lograrán de manera fugaz hacer que el imaginario social de rienda suelta al inconsciente.

Embriagados de felicidad y tal vez hasta con algunas lágrimas miles gritaran ¡viva México!, se sentirán orgullosos y hasta felices de vivir en el País de nunca Jamás, dormirán contentos aunque al despertar la realidad vuelva a superar la ficción.

El País “Independiente” no es más que una utopía, una frase que nos anima a mantener el mismo Estado autoritario y fallido.

Los muertos en las calles se seguirán contando por miles, los secuestros continuarán en aumento, nuestros compatriotas buscando la puerta falsa de los Estados Unidos como única posibilidad de encontrar un empleo mejor pagado, las casas de empeño en aumento, el peso a la baja y nuestros recursos naturales explotados y entregados a las empresas transnacionales, la desigualdad social y la pobreza lacerante seguirán haciendo presa fácil a millones de Mexicanos.

Las grandes empresas consolidadas como una verdadera mafia seguirán adueñándose del País, y obteniendo ganancias superiores a la delincuencia organizada incluido el narcotráfico.

Todo bajo el amparo institucional que les permite no pagar impuestos o declarar empresas con inversión del Estado en quiebra.

Siempre bajo la venia y complicidad de un puñado de Gobernantes sin escrúpulos.

Así que señor Felipe del Sagrado Corazón de Jesús Calderón Hinojosa, aproveche esta oportunidad y recomponga las cosas, el País ganaría más si se le dice la verdad y no se le miente como lo viene usted haciendo, con cifras manipuladas en empleo, vivienda, educación pero sobre todo en salud.

No pinte un México que no tiene nada que ver con la realidad, no existe a lo largo de su “mandato” crecimiento económico, no es lo mismo llenar de cartillas de seguro popular a las clases más desprotegidas, que otorgar servicios de calidad y calidez, los hospitales son hoy elefantes blancos donde no se cuenta con medicamentos y mucho menos con equipo tecnológico de vanguardia.

No invente cosas, los Mexicanos podremos dar un pequeño receso a nuestra lacerante realidad y volvernos parte de la masa que recuerde la gesta de los héroes que nos dieron patria y libertad.

Sin que signifique por ese sólo hecho que olvidaremos todas y cada una de las afrentas de su Gobierno Fallido.